La
muerte, mi historia. El tiempo, mis recuerdos.
De
esta pequeña introducción en la que intento describir mi más
sentimiento amargo después de recibir tal noticia,trato de asimilar
la incomprensión interna que fluye sobre mi ser, es ahí cuando comienzo a preguntarme diferentes cuestiones que sólo en
estos momentos pasean por mi mente sin dejar respiro a otros
entretenimientos.”¿Qué es la vida?, ¿Qué es la muerte?, ¿Qué
es el tiempo?...
Un
conflicto interior que se apodera de mi cuerpo y razón, esperando el
más triste de los finales,pero,pude comprender el
propósito de la vida misma y decidí no esperar, sino caminar. Me
veo envuelto en una contrarreloj donde cada segundo cuenta,donde iré
despacio consumiendo mis más remotos deseos y detalles con mi
existencia.
Entonces,me
pregunto: ¿Qué haré durante estos seis meses de vida? Me río,y
mucho. Pensemos por un momento el desacuerdo crítico que entrama
esta pregunta, ya que muchos la podrán razonar pero pocos entenderán
el camino y decisiones que tome mi persona por muy razonables o
justos que puedan llegar a ser ...“No me entiendo ni yo, ¿Cómo me
van a entender los demás?”. Pero como dijo Nelson Mandela: “Soy
el amo de mi destino, el capitán de mi alma”
Después
de chocar con la realidad, pude responder a la pregunta. Lo primero
que haré sin lugar a dudas será sacar las mejores sonrisas a los
míos,¡que placer!, y en ese puto momento, que el mundo espere
sentado. Sin entrar en detalles, intentaré escuchar los problemas de
los más cercanos, “¡Quien mejor que yo para ver el lado bueno de
las cosas!” Siendo una herramienta útil para los demás. Tratare
de amar como si nunca me hubiesen herido, de ser cercano con mis
padres, de saltar como un niño y aconsejar como un anciano. Iré a
un partido de fútbol con mi hermano y como me conozco, haré un par
de travesuras pendientes con mi cuadrilla. Volveré a rescatar de lo
bueno, lo mejor. Rebentaré mi ego y orgullo que algún día me
causaron herida y sacaré a flote los recuerdos de experiencias
vividas que sí causaron gratitud.
Me
arrimaré a mi medio, la naturaleza en sí, subiré la montaña,bajaré
esa cuesta con mi bicicleta, recorreré el camino con mis piernas y
mi motor, el corazón, y como no, me adentraré en el mar, donde la
náutica provoque arriesgar en cada instante, sacando al exterior mi
mayor umbral.
Sentiría
nostalgia de no poder formar una familia, de no servirle de nada y de
servirle de todo a la vez a mi alrededor. Y con total seguridad
seguiré siendo yo, el más bromista de todos.
Pero
lo que realmente me reconcome es que no puedo controlar las noches
que paso a solas conmigo, cuando pienso en todo lo que “Haré”…
respondiéndome, con resignación: Y, ¿Por qué no lo hice antes?
Fco.
Javier Labrador Sánchez